viernes, 19 de noviembre de 2010


¡Maricón es el que le pega a su mujer!
Alberto adolorido aún por los golpes, desde su cama veía la tv
El velador, la lámpara, sus moretones, eran testigos de la golpiza que le había propinado Daniel hacia pocas horas atrás.
Denunciar ¿A dónde?, ¿a quién?, se preguntaba, esto es para minas y ¿yo?
Pensando en el slogan, sonreía con ironía mientras que una lagrima que pasaba a sollozo y después a llanto desgarrado, sacudía alma y cuerpo
Después de los puñetes y patadas, salió dando un portazo, dejándolo en el suelo.

Aburrido bebía un viernes en un bar cuando lo vio entrar, se miraron, se acercó y en poco tiempo ya estaban saliendo
Las llamadas al trabajo a diario, cinco, seis veces al día, preguntándole qué hacía, a qué hora saldría, despertándolo en la mañana y despidiéndolo en la noche antes de dormir. Aquello lo hacía sentir amado, deseado,
Había encontrado su alma gemela.
No pasó mucho tiempo antes de que comenzara el daño, insultos, reclamos y celos, pero él lo amaba y siempre perdonaba, después de las discusiones venía un período de “luna de miel”, donde después los revolcones eran más intensos y todo se olvidaba.
Ya volverá, me hará cariño, pensaba

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