jueves, 5 de noviembre de 2009

In -conciencia


Me besas desde el vientre
subes despacio, sinuoso, rítmico
Espero impaciente desde mi letargo,
con mis dedos trenzados en tu pelo
Subes despacio
y llegas a mi boca
que espera ansiosa
Me sumerio toda
hasta tu corazón
que presiono en mi puño
Sé que no me pertenece
pero tampoco me importa,
ni lo quiero
Te poseo desde adentro
bailo en tus entrañas,
mirando desde tus ojos
exploto en mil estrellas
Desde tu cuerpo me abrazas
Fusionándonos.
Eres tú, soy yo, somos uno
Extasiados finalmente,
vuelvo a la superficie,
Nuevamente en mí
escucho desde la lejanía,
quedando suspendido en el aire
un buenas noches
En mi letargo,
suspiro
Hasta quizás…
la próxima vez

martes, 20 de octubre de 2009

Sueño


Me elevo batiendo mis alas,
tratando de tocar las estrellas,
el frío me hace doler
cala mis huesos, pero sigo
Llegando cada vez más alto,
Me siento libre.

Miro hacia abajo,
ya no veo nada,
la nada es también algo
que puedo sentir

Vuelo cada vez más alto
ya no siento frío
Mis mejillas se trizan
Me voy descascarando
botando mi superficie
Hasta quedar desnuda
Toco las estrellas
pero ya no tengo dedos

No siento mi cuerpo
soy otra
por fin he mutado
hasta convertirme
en el cielo

Estallo en mil estrellas
ya soy parte del firmamento

Ella


He estado pensando, en la muerte, no porque esté enferma o cercana a ella (eso creo), sino porque dentro de mi ociosidad (entiéndase la ociosidad griega) este misterio me tiene bastante intrigada.
Mucho se ha hablado de ella, filósofos, escritores y poetas, músicos, artistas plásticos, religiosos, fundamentalistas y fanáticos, etcétera, etcétera. Han acotado hasta el cansancio el tema en cuestión. La han personificado, y la han difamado, la han endulzado, sin embargo y con esto insisto, aún no sé de ella.
La muerte es mujer, a nadie se le ha ocurrido siquiera pensar en ella como un él, de esto sí puedo dar fe. La muerte es atractiva, cautivadora y sanadora para aquellos que sufren, ella siempre estará presente cuando ansiemos tenerla. A la muerte no se le engaña, siempre sabrá de alguna manera develar nuestros secretos. Y cuando estamos alegres, ella igual está con nosotros, sentada cerca nuestro, marcando su presencia, recordándonos siempre que no podemos estar sin ella.
Me encuentro escribiendo igual que un hombre sobre las mujeres

Desde que nacemos y tenemos conciencia de la vida también tenemos conciencia de que ella existe. Recuerdo cuando me enteré de esto, un frío gélido recorrió mi espalda y sentí temor, claro era una niña y mis padres no eran creyentes, por tanto tampoco tenía respuestas que me dieran un poco de respiro o luz de esperanza a esta estupidez tan grande, que es el vivir si después cierras los ojos y ya no existes más.
Ahora entiendo la religión, la metafísica y tantas otras ciencias que han tratado de dar respuesta a la gran interrogante ¿qué pasa con nosotros, cuando ya nos entregamos o nos rapta ella?. El hombre (léase el género humano) necesita esa luz de esperanza, o si no, estaríamos en la más profunda histeria y depresión colectiva
Si busco, encontraré una multitud de respuestas, pero en realidad hasta el momento nada me ha convencido. De todo esto, creo que de algo estoy segura, quiero que mi vida y mi corta existencia en este mundo, tenga alguna significancia, para mí y para las personas que amo.
¿Qué es la eternidad sino el recuerdo?, la memoria de aquellos y aquellas que estuvieron con nosotros, de sus sonrisas, de sus caricias y de sus palabras. De aquellos y aquellas que hicieron cosas heroicas para otros, que se inmolaron por una causa, que lucharon por sus ideales. Qué triste es entender, ya cercano a la muerte que en realidad lo único que hiciste en tú vida fue dormir, aparearte (sin desmerecerlo) y comer. Allí creo que se puede sentir el terror de que ya la vida se te extinguió y no puedes hacer nada por retroceder y no va a ser el miedo a la muerte lo que te haga llorar, sino a que tu vida fue una soberana y triste estupidez.
Creo que aún estoy a tiempo, me queda todavía por recorrer, no quiero aún tenerla ante mí, quiero que me espere un poco más. Sé mi destino inexorable, pero antes de llegar allí, aún puedo patalear. Sentir, amar, disfrutar un buen café, reír a carcajada limpia, acariciar, conversar, son actividades y sentimientos que aún me quedan por hacer. Dejaré esta vida, pero siempre que alguien me nombre o que alguien me recuerde, estaré presente y podré vencer a la muerte.
Por el momento esto es lo único que he podido sacar en conclusión con respecto a ella, y lo que me hace seguir disfrutando segundo a segundo este espacio de tiempo.
¿Acaso no era esto lo que pretendían las antiguas generaciones al estampar en las cavernas sus manos y sus vivencias? Dejar huella, dejar testimonio de que en un espacio corto de tiempo el o ella estuvieron allí.
Y así puede ser que el vivir o el morir no sea tan estúpido como parece y podremos por fin, vencer al mito de Sísifo.

martes, 7 de abril de 2009

Petición



Al sentir que la puerta se abría, Mercedes inmediatamente corrió hacia el comedor a poner el servicio, Manuel había llegado.
El día de ayer por poco no había alcanzado, pero hoy, se había atrasado para la comida. Su jefe le había pedido que archivara unos papeles y esto le había quitado minutos valiosos. Ya hacia tiempo que Manuel le había advertido, - ¡No vaya a ser Mercedes que por el trabajo te despreocupes de la casa!, advertencias que ya iban en amenaza, - ¡ten cuidado Mercedes, no te vaya a pillar yo por ahí haciendo cosas que no corresponden! – recuerda ¡estas a mi merced, Mercedes! riendo en tono de broma, como también en tono de broma a veces le decía Pinky…
Y ahí estaba ella tirada en el suelo, con la nariz sangrante, mientras Manuel, le gritaba.
Ella pensaba ¡Por favor Manuel, no más!, las palabras no salían, miró hacia el piso y vio su sangre, cerró los ojos y rememoró, aquellos momentos de juventud con Manuel, donde la posesión significaba que ella era amada, querida, deseada. Un dolor agudo le cruzo el vientre…


¿Me amas Manuel?
¿me amas?

lunes, 23 de marzo de 2009

La verdad es que...


No puedo escribir poesía
Se me hace más fácil la narrativa
La poesía es el reflejo del alma de quien la escribe
Eso es una verdad
Tan verdad como un orgasmo sentido
Tan verdad como un sabroso plato de tallarines
Como mi evidente celulitis
Como que estoy más cerca de los 50 que de los 40
Como las arrugas en mi piel, pero no en el alma
Como la delicia de pisar las hojas secas en otoño
Y que me gusta más el verano que el invierno
Tan verdad, como que estoy frente al papel…

sin saber escribir poesía